Esta columna se publicó en el Universal Querétaro del 30 de dic de 2014 al 21 de abril del 2015
I CLÁSICA DIVERSIÓN
Estimados lectores, con el gusto de saludarlos, les comparto algunas líneas que pretenden llegar a ustedes cada semana, las cuales espero sean de su agrado.
De tinta y celuloide será un recorrido por diferentes muestras de libros que han llegado a la pantalla grande; les hablaré un poco de sus realizadores y de la traducción del lenguaje literario al lenguaje cinematográfico, sin mayor pretensión que la de recomendarles obras que a mi parecer deben estar en el acervo de cualquier cinéfilo.
En esta primera ocasión, aprovecho estas fechas para recordar una obra de Charles Dickens, Un cuento de Navidad o Canción de Navidad (A Christmas Carol), un clásico que ha sido llevado al Teatro, la Televisión y el Cine un sinfín de veces, incluso ha sido inspiración para comedias románticas que distan mucho del tema original. Esta novela corta, digna representante de la literatura inglesa del S. XIX, por su interés moralista, habla de un hombre cuya alma se ha corrompido por la avaricia y la mezquindad, pero que la visita de tres fantasmas de distintas navidades, una pasada, una presente y una futura, lo hacen cambiar.
De todas las versiones fílmicas que se han hecho de esta historia, desde 1901, hasta 2009 hay algunas muy serias como la estelarizada en 1951 por Alastair Sim, otras infantiles como La Navidad de Mickey o Una Navidad con los Muppets, protagonizada por Michael Caine; pero, desde mi punto de vista, de las mejores logradas, quizá al menos ahora la más atractiva es la más reciente realizada por Disney en animación 3D en el 2009, A Christmas Carol (o Los fantasmas de Scrooge, como la llamaron en México), dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Jim Carrey, quien con su humor un tanto pesado le da un toque singular al despreciable Ebenezer Scrooge. Aunque, talvez no estén de acuerdo conmigo quienes hayan tenido la oportunidad de leerlo en inglés y no la traducción como lo leímos muchos. Ciertamente, es probable que el estilo de Disney traicione a las letras, pero no a la imaginación de cualquier niño o cualquier adulto enamorado de la época decembrina. Por lo tanto, si no la vieron por sistema de cable, Los fantasmas de Scrooge es recomendable para rentarla o comprarla en video y verla en familia en estos días de convivencia, para divertirse con el clásico de clásicos navideños, de los que por supuesto hay una larga lista, pero no todos surgen de un libro, es por eso que no los mencionaremos aquí.
Aunque si el espíritu navideño se les terminó la semana pasada, entonces algo que les haría pasar una noche de año nuevo llena de fantasía sería otro clásico: Cuento de invierno (Winter´s tale). Esta historia se desarrolla por cierto en el Manhattan del siglo XIX. En ella Colin Farrel, interpreta excelsamente a Peter Lake, un joven neoyorkino quien es un fiel amante de lo ajeno; sin embargo, en uno de sus “trabajos” conoce a Beverly Penn (Jessica Brown Findlay). Entonces surge una fantástica historia de amor que no acabará ni con la muerte. El ambiente construido por el director, Akiva Goldsman (guionista de El código Da Vinci), en el que Peter contará con la ayuda de un singular caballo blanco; así como la participación actoral de Russell Crowe y Will Smith son los ingredientes perfectos para esta fabulosa adaptación de la obra publicada hacia 1983 del escritor y periodista norteamericano Mark Helprin. Ojo que si buscan el libro que consta de algo así como mil páginas, no lo confundan con El cuento de invierno de William Shakespeare.
Precisamente, hablando de Literatura, no puedo dejar pasar el momento para decir que estaría bien que además de conocer los títulos de los que acabamos de hablar, los amantes de la tinta, por lo menos los mexicanos, conociéramos también Navidad en las montañas de Ignacio Manuel Altamirano, escrito de igual manera en el S XIX; un libro que retrata algunas de nuestras costumbres y sobre todo nuestros paisajes.
Así pues, para los seguidores de lo clásico y los romanticones, dejo estas recomendaciones para pasar esta temporada acompañados con algo de tinta y celuloide.
II No es otra película más de judíos
Hoy compartimos con la familia la tradicional rosca de reyes, acompañada de un delicioso chocolate batido con molinillo. Los niños e incluso otros no tan niños están disfrutando de los regalos que les trajeron los reyes magos.
Pero si a usted, apreciable lector, ni Melchor, ni Gaspar, ni Baltazar le dejaron nada en sus zapatos, pues es una buena ocasión para ver una película de ambiente invernal aún: La ladrona de libros. Este filme está basado en un best seller multipremiado del autor alemán Markus Zusak; se trata de la realización de una historia entrañable con las magníficas actuaciones de Geoffrey Rush y Emily Watson (Hans y Rosa Hubermann, los padres adoptivos de la protagonista), la cual es una co-producción EU-Alemania, dirigida por Brian Percival.
Hay que decir que el casting para elegir a la pequeña Liesel Meminger (la canadiense Sophie Nelisse) fue tan certero que la niña parece dibujada por Trudy White, ilustrador del libro publicado hacia el 2005.
Esta cinta no fue tan afortunada en la emisión pasada de los Oscares y es que no se trataba de un culebrón marca Spielberg -sin demeritar, claro, los grandes trabajos del director como la Lista de Schindler-; además la crítica parece haber sido muy dura frente a la adaptación de una obra literaria que no deja de ser juvenil por llegar a la pantalla grande ¿Acaso no tenía permiso de ser fantástica como fue en su momento, dicho esto en su justa dimensión, la Historia sin fin de Michael Ende? O es que en treinta años a la humanidad se le murió el sentimentalismo como para entender que una novela no está precisamente apegada a la realidad ni una película es forzosamente un documental.
Al final de cuentas, tanto cine como literatura son arte y se valen de la ficción, de la imaginación del escritor, que en este caso se apoyó en la propia imaginación del personaje principal, una niña de nueve años que logra evadir la realidad de los adultos (llena de pobreza, hambre, injusticia, discriminación, violencia y un etcétera por demás largo y negativo) a través de la lectura y la escritura. De acuerdo con el pedagogo brasileño, Paulo Freire la educación hace al hombre libre, por ello es que no toda la población mundial sabe leer y escribir, porque entonces qué sería de nuestros gobernantes, de quién abusarían; pero eso es tema de otra columna. El sólo pensar que la magia de las palabras puede cambiar vidas es ya una idea maravillosa.
Por otra parte, si los críticos o ciertos espectadores querían ver mucha sangre por tratarse de la guerra, para eso tenemos al buen Tarantino. El caso es que La ladrona de libros sólo fue nominada por banda sonora y ni siquiera ganó. Aun así la recomendación es para ver (o en el mejor de los casos leer) este relato que no sólo habla del nazismo, la segunda guerra mundial o del innegable sufrimiento de los judíos en el holocausto, sino del amor, la amistad, la lealtad, de lo que una persona es capaz de hacer por un padre o un hijo, aunque éste sea adoptivo. Pero, sobre todo habla de la afición de algunos por las letras, por los libros (un fenómeno poco común y harto extraño en nuestros tiempos). Su peculiar narrador, la muerte nos lleva por una encantadora trama que te roba la atención.
Aunque insisto que hay para quien es predecible, a mí me parece que La ladrona de libros en general es bastante agradable con momentos realmente emotivos. Tiene personajes simpáticos como Rudy (quien literalmente muere esperando robar un beso de la ladrona); un ambiente que se torna cálido, no sólo para el joven Max (el amigo judío de Liesel que los Hubermann esconden en su casa), sino para el espectador, lo cual creo es muy apto para estos días de frío. Y no dudo que haya a quien le haga soltar una que otra lágrima porque le haya robado el corazón, aunque esto suene tan cursi. La idea sólo es llenarnos de mucha tinta y celuloide.
III A propósito del black power
La semana pasada en nuestro país se habló mucho de los Estados Unidos y de su presidente, debido a cierta visita a la que si fuera película quizá se le podría llamar Tan lejos, tan cerca, pero ese título ya fue llevado a la pantalla grande, sólo que con un tema muy distinto.
Y hablando de Obama, filmes como la vida secreta de las abejas (the secret life of bees) o El mayordomo de la Casa Blanca (The butler) y por supuesto 12 años de esclavitud (12 years a slave) pueden hacernos entender la fuerza e importancia del “black power”.
Sin duda, en la lucha contra la segregación racial estadounidense hubo miles de historias, muchas anónimas, pero éstas abonaron para conseguir cambios históricos de la mano de extraordinarios líderes como Martin Luther King -de quien trata Selma, nominada en los Globos de Oro llevados a cabo este domingo-.
Así pues, ahora hablaremos del caso de la cinta The help (basada en la novela de Kathryn Stockett), traducido como Vidas cruzadas (en Hispanoamérica), en la que Octavia Spencer ganó, a mi parecer de manera bien merecida, el Oscar, lo mismo que el Globo de Oro, el premio BAFTA (por sus siglas en inglés) de la Academia británica y el del Sindicato de actores a mejor actriz de reparto en 2012, por interpretar a la adorable Minny.
El dato curioso sobre la autora es que después de trabajar en algunas revistas, debutó como escritora con este libro en 2009, el cual había sido rechazado 60 veces por agentes literarios. Para 2011 dicho texto se convierte en la realización cinematográfica dirigida por Tate Taylor. En ambos casos ganó muchos reconocimientos y hasta una demanda.
Recientemente tuve la oportunidad de ver nuevamente este filme, ahora en televisión, lo que quiere decir que probablemente usted pueda correr con la misma suerte si su sistema de cable es igual al mío y si no, búsquelo en los sitios de renta por internet, de verdad es altamente recomendable.
The help retrata la arbitraria relación entre las servidoras domésticas y sus patronas en una pequeña comunidad americana en los años sesenta, donde lo más importante son las apariencias o las costumbres que sólo ayudan a conservar la desigualdad, la doble moral y la crueldad humana. Desgraciadamente esto no ha cambiado mucho en varios lugares, incluso en nuestro país.
Lo que hay que resaltar son los tres personajes de Skeeter, Minny y Aibeelen. Tres mujeres valientes que dan testimonio de lo que pasaba al interior de las familias “bien” con servidumbres afroamericanas. Skeeter Phelan (Emma Stone) es una joven blanca cuya máxima aspiración es ser escritora, periodista o ambas; mientras Minny Jackson (Octavia Spencer) es una excelente cocinera a la que “nunca se le quema el pollo frito” y Aibeelen Clarrk (Viola Davis) es la amable nana de la pequeña Mae Mobley, quien al final de cuentas es quien nos narra la historia.
Skeeter pretende escribir un libro acerca de las sirvientas de su lugar de origen, pero para que éste pueda ser publicado tendría que hablar muchas mujeres temerosas de perder su empleo, la libertad o hasta la vida en un momento turbulento en un país en el que un hombre “tiene un sueño” el cual pretende contagiar a todos, pero aún no lo consigue. Muchas cosas pasan en este intento, al más puro estilo de buenas y villanas donde al revés de como suele ser siempre, lo blanco es lo malo y lo negro es lo bueno. Por último, sólo falta que la novel escritora cuente una anécdota más, la suya; la historia que su familia tiene con su nana.
Por desgracia, en cualquier parte del mundo siempre ha existido la discriminación a distintos sectores de la sociedad, ya sea la gente de color, semitas, homosexuales, latinos o indígenas, etc. Pero en particular esta animadversión caucásica hacia la raza negra, sin profundizar en el tema, la podríamos atribuir a la envidia por su calidad vocal, su ritmo, sus atléticas figuras o a ese no sé qué del que hablaba Feijoo, porque no podemos negar que de este grupo racial han surgido grandes deportistas, científicos, pensadores, artistas o hasta el actual presidente del país más poderoso del planeta.
A manera de colofón sólo quisiera agregar que los mexicanos somos olvidadizos y repetimos la historia una y otra vez; debiéramos aprender de ejemplos como los de las películas aquí mencionadas. Si no, al menos llenémonos esta semana de algo de tinta y celuloide. Además debemos estar pendientes de los próximos acontecimientos referentes al cine mundial.
Además de mejor guión adaptado, hay otras categorías en la entrega de los Oscares en las que podemos encontrar películas que estén basadas en un libro.
Sería muy bueno tener a la mano la estadística de cuántas veces ha habido diez cintas que tienen que ver con un impreso en los premios de la Academia nominadas en cualquier renglón.
Este año, a parte de los seis filmes aspirantes por adaptación, hay al menos cuatro más de origen literario que están esperando una estatuilla. Entre ellos se encuentra El Hobbit, la batalla de los cinco ejércitos que a mi juicio merecía algo más que su nominación por Mejor edición de sonido, de lo que ya hablaremos en otra ocasión. Otro más es Perdida (Gone girl) que como actor principal tuvo a Ben Affleck y en el que su compañera, Rosamund Pike está nominada como mejor actriz. De esta película he leído muy buenos comentarios con los que en lo personal no estoy de acuerdo; muero por leer el libro porque la versión fílmica me pareció bastante flojita. En cambio hay otras que sin duda valdrán mucho la pena como La teoría del todo (The Theory of everything), a la que espero poder dedicarle la próxima de tinta y celuloide.
También está Inquebrantable (Unbroken) con tres nominaciones, basada en el libro de Laura Hillenbrand, cuyo caso es al que le dedicaremos las siguientes líneas.
Por qué nos llama la atención este título. Es cierto, no tiene las nueve posibilidades de ser galardonado como Birdman del mexicano González Iñarritu o el extraordinario Gran hotel Budapest. Sin embargo, me parece una realización plagada de retos. Primero está el reto de la historia misma. Un campeón olímpico que se convierte en piloto de un bombardero, lucha por su país y por sobrevivir durante la Segunda guerra mundial. Después está el reto de una escritora de artículos sobre caballos que hace de una biografía, una interesante lectura. Otro reto más es pasar de las páginas a las secuencias. Y por último, está el reto de Angelina Jolie en su segundo rodaje como directora de un largometraje comercial.
De qué, sino de retos está hecha la vida. Por eso es que la recomendación para usted y para mí es ver Unbroken – traducción literal al español no tiene, porque sería algo así como desquebrado, por ello en México y otras partes de Latinoamérica le llamaron inquebrantable que se acerca más semánticamente hablando (en su significado) que invencible como le pusieron en España-.
El primer tráiler de este film fue lanzado en febrero del 2014 durante las olimpiadas de invierno, algo evidentemente muy significativo dado las circunstancias del protagonista; sin estrenarse aún, ya tenía amenaza de censura por el público japonés y en México la podremos ver en las salas de cine a partir del próximo 29 de enero.
Sin duda encontraremos una versión hollywoodense de parte de la vida de Louie Zamperini, este hombre que recién falleció en julio del año pasado a los 97 años de edad. Pero en tiempos como los que atravesamos hoy, creo que se valen esas historias de inspiración. Sí se trata de un best seller, sí es una realización cinematográfica espectacular, mas puede ser un relato que a algunos les dé esperanza. Ojalá no me equivoque y no se trate sólo de una apuesta entre Angelina y Brad por ver quién de los dos hacía la película más exitosa sobre la Segunda guerra mundial; de entrada ya lleva la delantera la Jolie por sus nominaciones y porque Fury (Corazones de hierro), estelarizada por su marido, a mi parecer tiene varias inconsistencias.
El mensaje que quisiéramos dejar es que “Se puede”, se puede sobrevivir a uno de los horrores más grandes de la humanidad como lo es la guerra. Así que podemos darle la cara a la delincuencia organizada o a la corrupción política. De igual manera podemos enfrentar y dar batalla en paz al terrorismo con marchas multitudinarias como las que se hicieron en apoyo a la revista francesa Charlie Hebdo por el atentado que sufrió hace ya casi dos semanas, en las que personas con diferentes ideologías se unieron por una causa en común, la de tener un mundo con menos violencia.
Así pues, amable lector, en esta columna me declaro cinéfila de corazón, creyente de que en el arte (y en él, la literatura) encontramos los mayores valores del hombre y por qué no, también Je suis Charlie.
Están de moda las adaptaciones cinematográficas de sagas literarias, pero en un país como México en que la gente no lee –y los jóvenes no son orientados por padres o maestros hacia la lectura como esparcimiento-, no es de extrañarse que una serie como la de Crepúsculo sí haya tenido éxito debido a la presencia de actores guapos y famosos de Hollywood o Los juegos del hambre que recuerda a esos “reality shows” de la televisión (y que tiene más acción que el fabuloso libro de George Orwell, 1984). Mientras que lo mismo da que lleguen a la pantalla títulos como: Las crónicas de Spiderwick, Stardust, un puente hacia Therabithia o El séptimo hijo.
El séptimo hijo es el título de un libro en el cual no está basada la película que fui a ver la semana pasada en una sala de cine en la que sólo estábamos tres personas. El nombre original de esta historia es El aprendiz de espectro (The spook´s apprentice) del escritor inglés Joseph Delaney. Con una fotografía estupenda, esta cinta hace lucir los hermosos paisajes del bello Vancouver, en la región de British Columbia en Canadá, bajo la dirección de Sergei Bodrov. Sin embargo, el lugar de la trama es indefinido, lo mismo que el tiempo enmarcado dentro de un ambiente un tanto medieval.
El protagonista, Ben Barnes, es un asiduo intérprete de personajes salidos de las páginas de obras literarias como Dorian Grey, Las crónicas de Narnia o Stardust (El misterio de la estrella en Latinoamerica). En esta ocasión le da vida a Thomas Ward, quien es el séptimo hijo de un séptimo hijo (pero también de una mujer que es capaz de revelar su más grande secreto por salvar a su retoño) y el último aprendiz del maestro Gregory (Jeff Bridges), una suerte de hechicero dedicado a acabar con las brujas, empecinado en derrotar a la más grande de ellas, Madre Malkin (Julianne Moore), pues amenaza destruir el mundo con su maldad.
Para mi mala suerte, por razones digamos de logística, vi el Séptimo hijo doblada al español, así que he de dar por consabido el hecho de que Bridges y Moore dieron su mejor esfuerzo. Aunque no son de mis actores favoritos, a Jeff le ha dado por ser un buen guía de “elegidos” como en The giver (El dador de recuerdos, basada en la novela de Lois Lowry), además de que por supuesto también con el paso de los años se ha ido convirtiendo cada vez más en mejor actor; al tiempo que la Moore se suma a la lista de estrellas que muestran la bruja que todas las mujeres llevamos dentro. Esto sin contar que acaba de hacerse de un Globo de oro y un premio del SAG (Screen Actors Guild) por su papel en Still Alice, lo cual podría sugerir una garantía.
Volviendo a la realización del aprendiz de espectro, creo que los efectos son muy buenos, pero no hay nada que nos sorprenda, aun entre tanta acción, magia, dragones o personajes fantásticos. Me parece que esta vez las más de doscientas páginas del libro quedaron muy apretadas en ciento dos minutos de film.
Por tanto, El séptimo hijo es una película entretenida, una mega producción que sí vale la pena ver aun cuando sabemos que no nos cautivará como otras de su clase. El libro por su cuenta parece ser más digerible para adolescentes y fanáticos de la literatura de ficción.
Ambas versiones tienen diferencias entre sí, mismas que ya anunciaban en su momento las casas productoras que hicieron el filme. Por ejemplo, por mencionar sólo un par de ellas: en el libro Thomas tiene 13 años, en tanto que en el cine es un veinteañero, lo que amplía el rango de público destinatario, a la vez que permite el desarrollo del enamoramiento entre él y Alice. Por otro lado, está el caso de Billy Bradley que en la novela es un fantasma que se le aparece a Tom, un antiguo alumno de Gregory; en la película le dan un poco más de peso, lo que permite la participación del actor Kit Harington (Jon Snow en Game of Thrones -extraordinaria serie de HBO, adaptación de los libros de George R. R. Martin-). Así, incluyendo también a Alicia Vikander, se conjunta un elenco juvenil prometedor no americano con la experiencia estadounidense.
Para concluir, sólo quiero decir que aun cuando hacer películas de sagas literarias está de moda, espero que ésta sea la única que se haga de Las crónicas de la piedra de Ward a la que pertenece el aprendiz de espectro; no podríamos, o al menos yo no podría ver dieciseis películas que hablen de lo mismo con los mismos personajes. El caso de Harry Potter es excepcional en todo el mundo, es un garbanzo que se cuece aparte.
En fin, esperemos a ver qué más nos trae el 2015 para estas líneas que sólo quieren hablar de tinta y celuloide.
Hace dos semanas, en este mismo espacio hablamos de la película Indestructible; hoy, después de haberla visto en el cine, reitero mi recomendación. Son más de dos horas de sufrimiento y angustia porque te muestran la crueldad de la guerra y la miseria humana, pero vale la pena. Bien por Angelina Jolie que nos ofrece una impecable dirección de una producción cinematográfica muy bien hecha, la cual seguramente un día se convertirá en un clásico del cine bélico.
Nuestro tema ahora tampoco es fácil. Tuve la oportunidad de ver esta semana en video, Bajo la Misma Estrella, un filme dirigido por Josh Boone, Gabriel García y Michelle Perdomo, basado en el libro The fault in our stars de John Green.
La trama es acerca de un chico, Augustus Waters (Ansel Elgort) y una chica, Hazel Lancaster (Shailene Woodley) que se conocen en un grupo de ayuda a enfermos terminales y desarrollan una relación peculiar. Ansel y Shailene ya habían sido compañeros en Divergente, película basada en la serie de novelas de Verónica Roth.
Desde el primer amor adolescente mal logrado en el Renacimiento español, La tragicomedia de Calisto y Melibea (mejor conocida como La Celestina) de Fernando de Rojas, pasando por la época isabelina con la tan famosa obra Romeo y Julieta de William Shakespeare, creo que más de uno hemos esperado que un milagro salve a los dos enamorados jovencitos; quizá que un mago perdido aún de la Edad Media blanco, gris, o del color que sea como los del Hobbit, venga a rescatarlos de ellos mismos, pero esto nunca pasa. En La falla en nuestras estrellas (traducción literal de The fault in our stars), los personajes en cambio son mucho más actuales, más reales y cercanos a nuestro día a día en este siglo XXI y no necesitan ser salvados por un caballero andante.
Estos muchachos de padres comprensivos y que poseen el gusto por la lectura, se nos presentan con una gran madurez, lo mismo que con una sensibilidad extraordinaria, por lo que sin duda logran cautivarnos. Pero no es la finalidad hablar aquí de asuntos tan complejos como la muerte, el cáncer o los sueños y anhelos de algunos jóvenes que no podrán jamás cumplir.
Bajo la misma estrella es de esos films que después de verlos te dejan optimista pensando: “si ellos pueden, yo puedo” y al mismo tiempo pesimista: “qué jodida es la vida”.
Al final de cuentas lo que nos ocupa en esta columna es la literatura en el cine, mencionemos pues que a los propios protagonistas, la inteligente Hazel Grace y el siempre sonriente Gus, lo que los inspira a vivir una fabulosa aventura, es un libro. Eso es, querido lector, lo que me parece sumamente interesante; el hecho de que un libro, una película, una pintura, una pieza musical o cualquier obra de arte sea motivación. Es verdad que con el arte no podemos cambiar la justicia de Dios (o como sea que cada quien lo llame), ni mejorar la del hombre, pero sí dar una herramienta para reflexionar y quizá en algún momento actuar con mayores valores.
Para concluir y no quedarnos con este ambiente tan filosófico, quiero compartirles que también esta semana vi en video Los indestructibles 3. Definitivamente aunque esto no tiene nada que ver con libros, si he de decir que Stallone tiene su mérito por irse superando a sí mismo, porque si la primera de estas cintas fue mala, la segunda fue peor y la tercera es pésima. Que por qué las he visto, pues porque aun cuando aprendió a ver cine con Rodolfo Valentino y ha visto desfilar por la pantalla a generaciones de actores mexicanos, americanos y de otros países, a mi abuela de 85 años le gustan las de acción.
VII Algo de pecado para este 14 de febrero
En 2001 Angelina Jolie y
Antonio Banderas protagonizaron Pecado original
(Original sin), un filme dirigido por
Michael Cristofer basado en la novela Waltz
into Darkness del neoyorkino Cornell Woolrich (Maestro del suspense
norteamericano); sí, ese que también escribió el cuento It Had to Be Murder (Eso
debió ser asesinato), el cual dio lugar a la realización de La ventana indiscreta (Rear Window), que
tan magistralmente Alfred Hitchock llevó al celuloide en 1954, aunque de manera
muy libre. Sin embargo, en esa versión, La
ventana indiscreta conservó su esencia policial, mientras que Pecado original fue convertida en una
película pasional.
Claro que en aquel
entonces, Banderas interpretando a Luis Vargas conservaba ese aire de chico
Almodóvar por el que daba gusto verlo.
Ni qué decir de Angelina (quien aún no
era la señora Pitt), una sensual joven de veintiséis años y aunque su personaje
de Julia Russell o Bonnie Castle en este largometraje le valió la nominación
para un premio a la peor actriz, venía de ganar, un año antes, el Oscar como
mejor actriz de reparto por Girl
interrupted (Inocencia interrumpida).
Por tanto, esta dupla era bastante atractiva para verlos enamorarse o
equivocarse dentro de la pantalla grande.
Podemos decir que esta
película posee una trama de intriga, amor y traición, la cual nos enseña la
complejidad de las relaciones humanas y más cuando estas relaciones están
cimentadas en el placer del pecado original. Se trató de una producción
cinematográfica muy bien cuidada en su ambientación, fotografía y vestuario, a
pesar de que el lugar en el que se desarrolla la acción es distinto al de la
historia en el libro. Pero, si al verla por televisión o rentarla en tienda o
por internet quedan algo decepcionados, revisen entonces nuestra siguientes
recomendaciones.
Qué tal Obsesión como la llamaron en México.
Esta Co-producción Reino Unido-Francia de 1992, se basó en la novela Damage de la irlandesa Josephine Hart.
Ésta es una verdadera joya del cine europeo con actuaciones muy bien logradas, sobre todo de Jeremy
Irons y Juliette Binoche. Dirigida por Louis Malle, esta cinta es también una
muestra de amores que “dañan”, de lo que dos personas son capaces de hacer por deseo y la posesión
del ser amado, aun cuando éste sea precisamente lo prohibido.
Y hablando de enredos
sexuales, también están los filmes que entrelazan los juegos sicológicos. Por
ejemplo, me viene a la memoria Luna
amarga (Bitter Moon), dirigida
por Roman Polansky también en 1992, protagonizada por Emmanuelle Seigner,
Kristin Scott Thomas, Hugh Grant y Peter Coyote. Sin duda, esta adaptación de Lunes de
Fiel del escritor francés Pascal Bruckner, es la ventana hacia el claroscuro
de toda vida en pareja, ese posible transitar de lo idílico a la crueldad.
No podemos olvidar el
clásico americano de 1988 Relaciones
peligrosas (Dangerous Liaisons),
dirigida por Stephen Frears con un nutrido reparto en el que se encontraban:
Glenn Close, Jonh Malkovich, Michelle Pfeiffer, Uma Thurman y Keanu Reeves. Este
drama que tomó como base la novela epistolar de Chordelos de Laclos, es una mirada a una sociedad
decadente y fatua del siglo XVIII, no muy diferente a la nuestra, en la que la
duda es: ¿qué es más importante el amor o el reconocimiento?
Es entonces, amables
lectores que los invito en estos días a vivir algo de “erotismo fílmico”,
porque sin duda la lista de películas tiernas o de plano cursis es larga, pero
recordemos que el romanticismo es un concepto mal entendido desde hace mucho
tempo. De hecho, si somos estrictos con la idea del Romanticismo literario o mejor
dicho del Romanticismo como corriente literaria, entonces tendíamos que leer o
ver obras como Frankenstein o Drácula, lo cual no creo que sea la manera de
empezar con el pie derecho una relación, si es el caso, en este San Valentín; o
quién sabe, quizá a su pareja, igual que a mí, le gusten más estas películas
que las comedias rosas. Quizá sea el pretexto para abrazar a su asustadizo o
asustadiza acompañante viendo películas en la sala de su casa.
En fin, sea como sea, les recomiendo que para este próximo 14 de
febrero, en vez de gastar grandes sumas de dinero en regalos, mejor vean cine.
Y si gastan, mejor que sea yendo al cine o comprando un buen libro, porque créanme
que también los libros enamoran.
VIII Sucederá una noche
Corría el año de 1934
en un soleado lugar de California, donde
los turistas acuden a ver las letras gigantes que forman el nombre de ese
distrito: Hollywood; entonces un grupo de personas filmaban en un plató de los
estudios Columbia una comedia romántica dirigida por Frank Capra. La trama de It Hapenned one night (Sucedió una noche) era sencilla: una
joven rica que busca escaparse de su padre, por casualidad topa con un pícaro
reportero desempleado. Ambos luchan por no caer enamorados, pero al final se da
lo inevitable.
Nadie esperaba mucho de
esta producción, quizá por eso fue la realización perfecta para que se llevara
a cabo el crimen perfecto, o quizá debiéramos decir para que sucediera el
milagro. Así, una noche y no cualquiera, sino la noche del 27 de febrero de
1935, durante la entrega número siete de los Oscar, sucedió lo inimaginable. La
película fue sentenciada a ser la Mejor película del año; mientras que Clark
Gable acusado y procesado como el Mejor actor, al mismo tiempo que Claudette
Colbert como Mejor actriz y Frank Capra como Mejor director. En efecto, It
Happened one night consiguió los cuatro premios más importantes de la Academia y no sólo eso, también obtuvo el quinto, el
galardón al Mejor guión adaptado. Esta adaptación fue hecha por el propio Capra
y por Robert Riskin de una historia
escrita por Samuel Hopkins Adams para
una famosa revista “femenina”.
El mérito de Sucedió una noche es ganar los cinco Oscares
más grandes por primera vez en la historia; dicho film tuvo circunstancias
sociales específicas por la época en que fue llevado a la pantalla, por eso es
que tuvo tanto éxito, pero no vamos a ahondar en los hechos. Visto a la
distancia, se trata de un relato divertido que no podía más que sentar las
bases para las llamadas screwball
comedies, esas que tanto hemos visto protagonizadas por Julia Roberts,
Sandra Bullock, Drew Barrimore, etc. Las cuales afortunadamente no siempre son consideradas
para una nominación, pero que tienen en su antecesora un digno ejemplo, pues varias décadas después aún te hace
sonreír y disfrutar de un buen momento de cine bien hecho.
Han pasado ochenta años
de esa primera vez y ahora en el 2015, otra película adaptada (esta vez de un
libro) tiene 5 nominaciones: Mejor película, Mejor actor, Mejor actriz, Mejor
guión adaptado y en esta ocasión Mejor banda sonora. Me estoy refiriendo a La teoría del todo, una cinta británica
dirigida por James Marsh, basada en la obra Travelling
to Infinity: My life with Stephen, escrita por Jane Hawking y
protagonizada por Eddie
Redmayne, Felicity Jones, Charlie
Cox y Emily Watson.
The
theory of everything no nos explica “nada” científicamente
hablando, pero nos deja ver cómo una
persona, a pesar de sus limitantes físicas, es capaz de tener importantes
logros si cuenta con el apoyo de la familia y los amigos. La única premisa
irrefutable que al final concluye el protagonista es que no hay mayor creación
de los padres que los hijos.
Esta historia no fue
escrita para una publicación destinada “a las mujeres”, pero sí desde el punto
de vista femenino, el de la primera
esposa del profesor, el astrofísico Stephen Hawking, quien cuenta las
dificultades de vivir a lado de un genio que sufre una enfermedad degenerativa;
lo cual me parece la vuelve sí conmovedora, pero por momentos parcial.
Para resaltar, sin duda
alguna, la actuación del joven Redmayne quien ha recibido ya merecidamente,
creo, todos los premios habidos y por haber: Globos de Oro, BAFTA, Sindicato de
Actores, Satélite, Asociaciones de
críticos de diversos lugares, etc... Además de todo el esfuerzo corporal que
lleva su personaje, el trabajo interno que realiza Eddie es sorprendente. Si no
han visto La Teoría del todo, véanla
y pongan especial atención a una escena en la que Stephen llora, pero la cámara
está sobre Jane. Cuando un actor logra de espaldas ponerte la piel chinita es
porque de verdad es grande.
Sé que la pelea por la
estatuilla al Mejor actor va a estar difícil, y que posiblemente la asignación
a Mejor película sea una sorpresa, la cual para mi gusto debiera ser dada a
Gran hotel Budapest.
Así que esperemos a ver
que nos depara la noche del 22 de febrero, en la entrega número 87 de los Premios de la Academia de las Artes y
las Ciencias Cinematográficas en los Estados Unidos. Mientras tanto, Charles
Chaplin desde su tumba se sigue preguntando ¿quién se ha robado mi Oscar?
IX El código inglés
En un principio pensé titular esta columna como Dios debió ser inglés, pero sé que muchos lo refutarían diciendo: no, Dios es mexicano, por eso Birdman de Alejandro González Iñarritu se llevó cuatro estatuillas este domingo. Pero en seguida les explico a qué me refiero.
En una noche llena de
tanta sensibilidad en la que los discursos estuvieron dirigidos hacia el
concepto de “igualdad” en el país conformado a partir de la diversidad. El
mensaje de todos los galardonados en los premios Oscar se resume a que no
importa el género, la raza, el credo, la orientación sexual, la nacionalidad o
las capacidades diferentes, todos debemos aportar para mejorar nuestro mundo.
Y es de estas
aportaciones precisamente de las que quiero hablar. Entre otras cosas, en
Inglaterra se crearon el fútbol soccer y el boxeo, como los conocemos ahora; dos deportes,
espectáculos y negocios muy importantes a nivel mundial. También es en este
país donde el Teatro tuvo su origen como recinto, como empresa y como oficio. Igualmente,
es ahí, en el Reino Unido donde nace y muere el creador de lo que sería la
primera “computadora” de la historia.
The imitation game o El código enigma como le nombraron en
Latinoamérica es la película que ganó Mejor guión adaptado escrito por Graham
Moore en la octogésima séptima entrega de los Oscar. Dirigida por Morten Tyldum y basada en el libro
(Alan Turing: The Enigma) de Andrew
Hodges, ésta nos habla del matemático británico Alan Turing, quien, junto con
su equipo ayudó al ejército británico durante la Segunda guerra mundial a
descifrar los mensajes nazis que pasaban en código por un aparato llamado Enigma,
para así contribuir a que los aliados a vencieran a los germanos, a partir de
la construcción de una máquina electromecánica. El otro tema que se aborda es
el secreto que este genio guarda.
Esta es la forma sintetizada de
contarla, pero la cinta tiene varios aspectos que son interesantes de analizar.
La recreación de escenarios y ambientes de la época es muy buena. Las
actuaciones son sobresalientes, muy a la inglesa; aunque en mi opinión Keira
Knightley (Joan Clarke) ha tenido mejores interpretaciones como la de Ana Karenina, La Duquesa, u Orgullo y prejuicio,
por mencionar algunas. Mientras que, Benedict
Cumberbatch como Alan Turing nos regala un mesurado papel bien ejecutado. Quien
a mi juicio es verdaderamente destacado es Alex Lawther.
Según algunas páginas –como el
suplemento Cinemanía del periódico El País, El diario.es o la revista Cloud
computing en español- históricamente el guión parece tener varias
inconsistencias, pero es aquí donde volvemos a la defensa del lenguaje
cinematográfico, ya que no es que el director, el autor o los actores quieran engañar
al público; es sólo que por cuestión de tiempo de filmación, fotografía, diseño
de arte o incluso de construcción de personaje o simplemente por mantener la
línea narrativa en una historia que debe ser contada en un cierto número de
minutos y editada para su mejor apreciación, pues hay cosas que se salen de
contexto; algunos elementos de la “realidad” o incluso de la obra literaria no
funcionan para la pantalla, así que se tienen que simplificar y de paso, pues
sí los realizadores les dan una manita de gato para que se vean “más bonitos”,
porque una parte esencial de la cinematografía es la “estética”. Insisto en que
no se puede juzgar igual un filme de ficción (aun biográfico) que un
documental.
Sin embargo, la trama
es interesante, pues Turing y sus compañeros van contra reloj para conseguir
una misión de guerra, aunque para ellos es una cuestión más bien científica o
personal que política. Esta misión los lleva en un momento dado a decidir si la
gente va a morir o no, lo que los convierte en una especie de dioses escondidos de manera
ultra secreta en las instalaciones de Blechtley
Park.
Lo trascendente es que nos presentan al espectador común (a esos que no
conocemos a los cerebros detrás de la tecnología que utilizamos día a día) al
pionero de la informática, que por si fuera poco, con su trabajo colaboró a
reducir el tiempo de la guerra.
Así que además de las
aportaciones del Reino Unido al mundo mencionadas arriba, contemplando ya a
Turing y su máquina, los ingleses cuentan
también con Shakespeare, Wilde, Chaplin, Los Beatles, el propio Stephen Hawking
del que hablamos la semana pasada, hasta JK Rowling, entre muchos otras personalidades
de distintos ámbitos (incluida una larga lista de actores y personajes) que le
dan su toque tan “british” a nuestra existencia.
X Que viva el cine mundial
Hemos
dedicado varias líneas al cine norteamericano y a lo referente a la entrega de
premios Oscar, pero de ninguna manera eso quiere decir que no nos interese el
cine europeo o de otros lugares del planeta. De hecho sí hemos platicado ya de
algunas realizaciones británicas o incluso francesas, además de que hemos
mencionado obras literarias de diferentes partes del mundo como Estados Unidos,
Inglaterra, Francia, Irlanda, Canadá o inclusive México.
Por
supuesto que le dimos seguimiento a la entrega de los Goya en España y nos enteramos
que el thriller policiaco La isla mínima de 17 nominaciones, se ganó diez
galardones. Pero el asunto es que aquí nos toca hablar de adaptaciones y recuerden
ustedes que en esta ocasión el premio al mejor guión adaptado se lo llevó la
película basada en un comic español de los años cincuenta, contemporánea del
galo Astérix y posterior al también francés, Las aventuras de Tin-Tín -que
realizara en animación 3d Spielberg en 2011-, hablo de Mortadelo y Filemón, a
quienes sólo algunos que crecimos en los años ochenta los conocimos por una
canción de Parchís. Así pues el caso no es muy alentador para nuestra causa y
cuantimás que estos valientes detectives luchan contra Jimmy "el
cachondo", lo cual en la península ibérica significa bromista, pero en
México eso en vez de cinta infantil animada, nos podría sonar mmm... algo raro ¿o no?
Siguiendo
con el tema de lo extranjero, supongo que ustedes ya saben que aquí en Querétaro
se está realizando el octavo festival de
comunidades extranjeras (27 de febrero al 23 de marzo). Dentro del evento, este
año se está llevando a cabo un ciclo de cine muy interesante denominado
Travesías del 27 de febrero al 8 de marzo, en el que se proyectan filmes de los
años ochenta, noventa y hasta el 2010 provenientes de Suecia, Australia, Arabia
Saudita, Francia, Alemania y Cuba y algunas co-producciones donde participan
además naciones como Camerún, Bélgica, Italia o Vietnam. Los temas y las realizaciones
son diversos; hay para todos los gustos y las funciones son entrada libre en el
Cine Teatro Rosalío Solano. Los invito a que consulten cartelera y que asistan.
De lo
que se podrá ver en dicho ciclo, según sé únicamente hay una adaptación y esa
es la de Mi vida como un perro, dirigida
por Lasse Hallström, basada en la novela de Reidar Jönsson. Se trata de una producción
sueca de 1985, la cual mereció en su momento varias nominaciones y varios
premios en diferentes entregas y festivales. De lo que trata sólo les diré que
son las vicisitudes que tiene que pasar un niño cuando por la enfermedad de su
madre va a vivir a casa de unos parientes. Conmovedora, reflexiva y por
momentos alocada.
De
trama muy distinta, pero del mismo país (Suecia), adaptación de un libro y que
comparte el hecho de que el protagonista es un niño que necesita encontrar su
lugar en el mundo, me viene a la memoria Déjame
entrar (Låt den rätte komma in.2008)
Dirigida por Tomas Alfredson, basada en el best seller de John Ajvide Lindqvis. Oskar, un chico de 12 años que
sufre de bullyng necesita ser aceptado y así es como consigue la amistad más extraña,
pero de las más fuertes y entrañables de la pantalla que yo recuerde, una niña
vampiro. Este maravilloso filme tuvo su remake norteamericano (Let me
in) en 2010.
Otra magnífica película sueca, por supuesto es Milennium, de la que se hicieron dos
versiones: la original de 2009, que siguió con la saga escrita por Stieg
Larsson : “Los hombres que no amaban a
las mujeres”, “La chica que soñaba
con un cerillo y un galón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire; por otro lado
está la norteamericana, titulada La chica
del tatuaje de dragón (The Girl with the Dragon Tattoo en 2011), protagonizada por Daniel
Craig, dirigida por David Fincher. Pero sin duda me quedo con la trilogía en la
cual, la primera cinta estuvo dirigida por Niels Arden
Oplev y las otras dos por Daniel
Alfredson, porque me parece más auténtica
en todo sentido: en la lengua (o idioma), las actuaciones, aparentemente la
cercanía con el texto y una buena producción, aunque no tuviera a James Bond en
ella.
Recordemos
que los Institutos de Cultura de todo el país siempre tienen actividades
relacionadas al séptimo arte , igual que a la literatura; simplemente hay que
echar un ojo y darse cuenta de los buenos esfuerzos tanto de las instituciones
públicas como de las privadas o universidades, así como grupos independientes u
organizaciones.
XI Pasta al mezcal con un toque de maguey
o la importancia de llamarse Harry
En medio de un festival
en el que están sucediendo muchas cosas y seguirán sucediendo por seis días
más, me refiero al FICG (Festival Internacional de Cine en Guadalajara) se está
cocinando lo que me parece una exquisita mezcla de sabores.
La pasta. Para
nuestra receta de hoy, primero pones la pasta y salpimentas. En otras palabras,
la nación invitada es Italia y el galardonado el Director Bernardo Bertolucci quien nació en Parma, en sus inicios asistió a Pier
Paolo Pasolini, ha realizado polémicas producciones como El último tango en
París, lo mismo que ha ganado numerosos reconocimientos. Y entre muchas otras
películas, hizo algunas adaptaciones de libros como El conformista, El último
emperador, El cielo protector o
la más reciente Tú y yo (2012). A Bertolucci se le otorgó el
Premio Mayahuel al cine Internacional, pero desgraciadamente el poeta del
cine por razones de salud no asistió al
Festival.
Tips para una mejor cocción. Además, por la página web del FICG nos enteramos de que se
están llevando a cabo diversas actividades en torno al país huésped que tienen
que ver por supuesto con su industria cinematográfica, como la Cátedra
Julio Cortázar en la que participa Bruno Bozzetto, famoso animador
italiano, pero también con su gastronomía.
Sazón tradicional. Para darle un sabor muy mexicano agregas
un chorrito de mezcal. Desde el 2007, El Premio Mezcal considera a todos los largometrajes que se estrenen a nivel nacional en el marco del festival en cualquiera de sus
secciones. Este año se agregan dos
categorías: Hecho en México y Mexicanos en el extranjero.
Para dar un sabor dulce y gourmet, acompañamos
con unos quiotes (flores) de maguey. Desde hace cuatro años existe una sección, dedicada
a las producciones que se refieran a la diversidad sexual. En esta ocasión el Premio Maguey en su categoría
Homenaje Póstumo, tiene una dedicatoria especial al director, y escritor italiano Pier Paolo Pasolini, quien es conocido por su extraordinario trabajo y
que en su momento causó controversia a causa de su homosexualidad.
El
postre. Entre muchas otras novedades que tiene la edición
número treinta de este evento, la cereza del pastel, al menos para nuestra
causa, es El Principio del film, un
espacio que se dio este domingo, dentro de la sección Industria, dedicado a la
negociación de los derechos de obras literarias para poder llevarlas a la
pantalla, al menos en Latinoamérica. Otro de sus objetivos fue debatir
sobre las políticas referentes a las adaptaciones a nivel internacional.
No necesitamos ser
expertos para saber que la versión fílmica de una novela, una saga o un relato,
tendrá éxito casi asegurado. Para el
público es como una especie de garantía el que una película haya salido primero
de la pluma de un escritor, quizá porque es más reconocido como artista que el
guionista. Si el libro es bueno o por lo menos muy vendido, entonces surge algo
así como un morbo automático por ver si la cinta logra también conquistarnos;
lo curioso es que aunque nos guste, casi siempre salimos de la sala de cine
diciendo: “el libro es mejor”. Si no hemos leído el original, será pretexto ver
el filme para conseguir el impreso y comenzar a hacer comparaciones.
La pregunta aquí es cuál es la importancia de que se
desarrolle un foro como éste. Un libro no siempre es fácil de adquirir o a
veces de entender por diferentes razones, así que la forma masiva y simplificada para que se dé a
conocer un escrito, de hecho, quizá la mejor manera es a través de la versión
en cine. Y digo la mejor porque por ejemplo, seguramente hay obras de países no
hispanohablantes que son sublimes, sin embargo nos tenemos que conformar con
las traducciones a nuestra lengua, pero esa lectura se ve enriquecida cuando
podemos ver las diferentes interpretaciones visuales del texto.
Recordemos películas
mexicanas basadas en libros de autores también mexicanos como; La vida conyugal de Sergio Pitol; Dos crímenes de Jorge Ibargüengoitia; Las batallas en el desierto de José
Emilio Pacheco; Como agua para chocolate
de Laura Esquivel; así como las contribuciones a la literatura latinoamericana
de países como Uruguay con La tregua
de Mario Benedetti o Colombia con El coronel no tiene quien le escriba de
Gabriel García Márquez; también la
visión mexicana de obras como: El crimen
del padre Amaro de Eça de Queirós de
Portugal o Crimen y castigo de Fedor
Dostoievski de Rusia, por mencionar sólo algunas.
Por eso, es sumamente
importante el hecho de que exista esta plataforma dentro del FICG, primera en
América Latina, en la que participan principalmente productores y agentes
literarios para sentar con mayor claridad cuáles deben ser las reglas para las
adaptaciones. De no existir espacios como El principio del film ¿ustedes creen que de verdad tantos millones
de personas en el mundo conocerían historias como la de Harry Potter?
XII Lo que nos trajo la primavera
Hace mucho, cuando yo
iba a la secundaria (el siglo pasado todavía), nos hacían leer libros como María de Jorge Isaacs o Marianela de Benito Pérez Galdós, dos
obras que en la trama chorrean miel de lo cursi y que para entender lo
maravilloso de su narrativa, así como el detalle de sus descripciones tuve que
llegar a la Universidad. Peor aún, era parte obligada del programa La tragicomedia de Calisto y Melibea (La Celestina) de Fernando de Rojas, a la cual, de lo “fácil” que es, creo que
también ya en la carrera le dedicamos un semestre completo. Después, en la
preparatoria, leímos entre otras cosas La
tregua, una historia que habla del amor de un señor que se acaba de jubilar;
muy lindo pero para jóvenes de 16 años, pues nos parecía lejanísimo.
¿Por qué les platico
esto? Porque les tengo envidia a las nuevas generaciones, quienes tienen a la
mano varias sagas muy interesantes para leer y por si fuera poco, también para
ver en el cine. Estas obras son muy dinámicas, divertidas y actuales, no del
siglo XIX o del renacimiento, rayando todavía el medievo; libros de un
desarrollo inteligente, con profundidad en la reflexión acerca del individuo o
del proceder humano en cuestión de la sociedad, las relaciones interpersonales
y la política.
Por ejemplo, este
viernes 20 de marzo se estrenará en cine la película Insurgente (Insurgent), la segunda parte de la trilogía Divergente (Divergent), novelas escritas por Verónica Roth. El filme del primer episodio es un buen traslado a las
imágenes de lo que podrías imaginar en las líneas escritas. Shailene Woodley
entendió muy bien a su personaje Beatrice o Tris Prior, sin duda con la ayuda
del director Neil Burger quien recrea la atmósfera futurista de Chicago después de “la guerra”.
Desde los griegos y a
lo largo de la historia, filósofos y
teóricos de otras disciplinas han tratado de describir a la sociedad “ideal”; sin embargo los escritores de ficción del
siglo XX y lo que va del XXI nos han demostrado que cualquier utopía es
inapropiada para los humanos. Así, novelas como Un mundo feliz (Brave new
world) de Aldous Huxley, 1984 de
George Orwell, ¡Hagan sitio, Hagan sitio!
(Make Room! Make Room!) de Harry Harrison - Que sirvió de base
para la película Soylent Green o Cuando el destino nos alcance, como se
le conoció en México -, El dador de
recuerdos (The giver) de Lois
Lowry, entre otras nos han demostrado que el mundo es mundo gracias a sus
imperfecciones, aunque en algunos lugares nos pasamos de imperfectos ¿no creen?
Volviendo al tema de
Divergente, no les contaré de qué se trata Insurgente. En cambio, les diré para
los que no han visto ni leído la primera parte que la joven Beatrice vive en
una familia de la facción Abnegación, los que gobiernan y son “requete buenos”
porque ayudan al necesitado; las otras
facciones que conforman su comunidad son: Erudición donde están los que “saben
todo”, Osadía quienes son los encargados de vigilar el orden, Verdad son los
que hacen las leyes y Cordialidad que son los que viven en “paz”. No he de hablar de las similitudes socio-políticas
con cierto país que ustedes y yo conocemos, ya que no es tema de esta sección.
Lo que me parece curioso es que tanto en
los libros como en las películas sí
pasa algo.
El meollo del asunto
está en que la joven protagonista es Divergente,
es decir “diferente” porque cuando llega el momento de sus pruebas de aptitud para pertenecer a una facción, éstas dan como
resultado que tiene varias opciones (lo cual es inaceptable en esa sociedad), pero cuando
le toca decidir, ella decide Osadía donde se convierte en Tris; allí transcurre
casi toda la trama, ahí conoce amigos y
al galán de la historia Tobías Eaton (Cuatro). También allí se da cuenta de que
en Erudición se gesta una revuelta en contra de Abnegación con la ayuda de un
ejército de Osadía el cual ha sido manipulado,
ya que todo es plan de la mala del cuento Jeanine Matthews, que en la versión
cinematográfica está muy bien interpretada por Kate Winslet. Por supuesto que
Tris es la heroína, por lo que se enfrenta a Janine para echarle a perder el
numerito. Al final ella, su hermano Caleb, Cuatro con su padre, junto con
algunos amigos, se convierten en disidentes y viajan en tren hacia la nueva
aventura que podremos ver a partir de este fin de semana en pantalla.
Les recomiendo de
verdad que vean Insurgent, pues
promete mucha acción, además de un final sorprendente o si desean conseguir el
libro u otro de los que hemos hablado aquí, búsquenlo en las ferias del libro
que ya iniciaron su ciclo este año. Pero, por favor, si quieren celebrar la
primavera, en vez de ir a maltratar alguna pirámide, vayan al cine o lean su
libro preferido.
XIII Los encantos de la Casa Blanca
Eran las ocho y veinte minutos de la noche del 20
de marzo; la sala estaba llena, todos en sus lugares con los portavasos o los descansabrazos bien armados de palomitas, refrescos y demás chácharas que
son innecesarias, pero que los mexicanos acostumbramos comer en el cine para
estar más entretenidos mientras vemos una película, digo por si hay algo que no
nos gusta o que no lo queremos pensar. La hora prometida llegó, se apagó la luz
para dar inicio al estreno de Insurgente
(de la serie Divergente), la cinta
que recomendamos la semana pasada, la cual creo no nos hizo quedar mal. A pesar
de que algunas jóvenes insistían en
tomarle sabor a comedia romántica con risitas a la menor provocación de un
comentario sarcástico de los personajes, poco a poco pudimos disfrutar de un
buen filme lleno de acción, buenos efectos especiales, en donde la protagonista
va madurando en su desarrollo, además de que nos deja con la duda de qué pasará
en Allegiant (Leal), la tercera parte. Lo bueno es que se puede hacer una trampa muy válida: leer antes
el libro. Además, ya emocionados,
podemos echarle un ojo a la precuela Cuatro,
lo mismo que las trece páginas que Verónica Roth escribió a manera de epílogo.
Pero, como ya dijimos
la semana pasada, no contaremos de qué trata Insurgente. Ahora quiero traer a colación otro tema que está en
boga en México, el caso de Carmen Aristegui; sin embargo, como también ya hemos
dicho aquí, no hablaremos de política. De lo que tratará esta columna es de
cine, literatura y periodismo. Entonces, lo que sucedió con Carmen nos recordó Todos los hombres del presidente y de
eso es de lo que sí hablaremos a continuación.
Como dijera el pedagogo
y escritor Enrique Martínez Salanova Sánchez: “Todos los hombres del presidente, es una película que, al igual
que el hecho y el libro en el que se basa, es un monumento a la libertad de
expresión. Refleja el convencimiento absoluto de que no hay democracia sin esa
libertad, y no hay estado de derecho en el que los medios de comunicación no
velen por el respeto a la democracia”. Es otra de esas joyitas de la
cinematografía, de las que aquí hemos venido hablando, que se hizo merecedora
de cuatro Oscar, por su puesto entre ellos el de mejor guión adaptado.
Un clásico, sin duda,
cuando hablamos de periodismo en el cine, el cual nos trae a la memoria las
actuaciones de Dustin Hoffman y Robert Redford en los papeles protagónicos de Carl Bernstein y Bob Woodward respectivamente, quienes
investigaron el tan famoso escándalo de
Watergate.
A grandes rasgos, aquí
comentaré el caso Watergate para quien
no lo recuerde y para los que todavía no nacíamos. En junio de 1972, cuatro hombres fueron
capturados en el hotel Watergate en Washington, donde se encontraba instalado
el Comité Nacional del partido Demócrata, al que entraron para robar
información. Estos perpetradores habían sido contratados por gente muy cercana
al presidente, lo que dio lugar al “sospechosismo”
de que el propio Nixon estaba enterado del espionaje. Y sí, así era, pero
después de varios sucesos entre los que está el hecho de que intentó poner él
mismo un procurador que revisara el caso o el rodar de varias cabezas (¿les
suena familiar?), al final Richard Nixon
entregó su renuncia en agosto de 1974, después de haber sido acusado por la
Suprema Corte de obstrucción de investigaciones judiciales, de abuso de poder y de ultraje al Congreso,
así como de haber utilizado tanto a la CIA
como al FBI con fines políticos, convirtiéndose en el único mandatario estadounidense que ha
dimitido del cargo (No, esto ya no nos suena familiar).
El caso fue ventilado
por dos periodistas del prestigiado
diario Washington Post, quienes tenían como fuente a un directivo del FBI
, Mark Felt, del cual para entonces sólo
se sabía su seudónimo Garganta profunda. Después,
los propios Carl Bernstein y Bob
Woodward escriben un libro: “The affair Watergate”, en el cual se basa el guión
de William Godmann y la dirección de Alan J Pakula. Otra vez, en voz de
Martínez Salanova diremos que “Todos los hombres del presidente es un excelente
estudio sobre ética y vida del periodista. El desenmascarar toda una
conspiración… Les llevó a recurrir a
métodos cuestionables para el común de la gente y a mentir para preservar la
fuente y sonsacar información a personas de los niveles más dispares”.
Así tenemos un libro escrito con hechos reales, una película seria, bien
realizada, basada en un texto periodístico y una historia que se presta para la
reflexión del comportamiento y los alcances tanto de los políticos como del
quehacer de los medios de comunicación.
Que dónde podemos encontrar esta hermosura. En los sitios de renta por
internet, como ya habíamos dicho antes, o en tiendas que rentan o venden
películas originales. Pero no dejen de verla porque de verdad creo que nos
recuerda las delicias de la Casa Blanca.
XIV In Memoriam
Hoy, estimados lectores, el tema
que nos ocupa es literalmente trágico. Hace unos días el Airbus A320 que volaba
de Barcelona a Düsseldorf se estrelló en la parte francesa de los Alpes; seis
personas de la tripulación, junto con ciento cuarenta y cuatro pasajeros
fallecieron, según datos oficiales, entre ellos dos mexicanas. A todos, con
mucho respeto, les dedicamos esta columna.
Lo que les presento ahora no es
una recomendación, es una remembranza del acontecimiento fatal del 13 de
octubre de 1972, similar al que acabo de mencionar. Me refiero al
accidente del vuelo 571 de la Fuerza
Aérea Uruguaya en la cordillera de los Andes. Este hecho ha merecido, entre
otras cosas: un museo, 15 libros, dos películas y un documental. Aunque la
sociedad de la nieve (el grupo formado por los 16 sobrevivientes) reconoce como
auténticos sólo ocho de esos libros en su sitio oficial, entre los que
sobresalen: Milagro en los Andes de
Nando Parrado; Después del día diez de Carlos Páez; Las montañas siguen allí de Pedro Algorta (los tres autores son
sobrevivientes) y Entre mi hijo y yo, la
luna de Carlos Páez Vilaró (padre de uno de los sobrevivientes). También
son “oficiales” la película Alive,
basada en el libro de Piers Paul Read, filmada en 1993, protagonizada por Ethan
Hawke, narrada por John Malkovich y dirigida por Frank Marshall, así como el
documental Stranded. I’ve come from a
plane that crashed on the mountains (Vengo
de un avión que se estrelló en las montañas), dirigido por Gonzalo Arijon
en 2008.
Pero “El Milagro de los Andes”
llegó a la pantalla muy poco después de haber ocurrido, en 1976, en una
producción mexicana titulada Los
supervivientes de los Andes dirigida por René Cardona, basada en el libro Survive del periodista Clay Blair. En
este filme, que durante los años ochenta vimos una y otra vez en televisión,
aparece un elenco entonces juvenil, acompañado de Hugo Stiglitz, Norma
Lazareno, Luz María Aguilar, Lorenzo de Rodas, entre otros. La cinta provocó cierta polémica debido al tratamiento
del tema del canibalismo que experimentaron los sobrevivientes en medio de la
nieve y en condiciones adversas, además de las imprecisiones propias de una
adaptación. Y sí, en efecto es una realización algo cruda, pero que dista mucho
de las exageraciones de películas que también tratan acerca de accidentes
aéreos como Un día para sobrevivir (The Grey), donde la ficción lleva a Liam
Neeson a cometer verdaderas proezas dignas del héroe de acción en el que se ha
convertido.
Mi compañero y amigo Domingo
Valdés, reportero de este medio, me pidió que hablara de alguna película que
tuviera que ver con el deporte. Los supervivientes de los Andes no está
directamente ligada al deporte, pero sí relacionada, ya que quienes viajaban en ese avión, rumbo a
Santiago de Chile, eran los integrantes del equipo de Rugby Old Christians del Colegio Stella Maris para
disputar un encuentro amistoso, junto con algunos familiares, 45 personas en
total. Aquí el encargo a medias; pero él sabrá, mejor que yo, acerca de
cuestiones como el homenaje a Sergio Catalán en la final de la Copa Libertadores de 1973. Catalán
fue el arriero al que encontraron Fernando Parrado y Roberto Canessa el 22 de
diciembre, después de 72 días de la caída del avión y diez de caminar por las
montañas.
Las investigaciones sobre el caso
del vuelo GW19525, hasta el momento de escribir este número de De tinta y
celuloide, indican que el suceso fue provocado por el copiloto. Resulta entonces que ciento cuarenta y nueve
personas no volvieron a ver a sus
familias por voluntad e idea de alguien más, igual que en el atentado del 11 de
septiembre en Nueva York y del 11 de marzo en Madrid. Al 11/11 se le han
dedicado varias publicaciones y realizaciones fílmicas y al 11-M también,
incluso una canción interpretada por el grupo hispano La Oreja de Van Gogh. No
nos extrañaría pues, que al 24 de marzo también se le rememorara de diversas
formas. Ya en el Diario Milenio dedicaron
un artículo muy emotivo al “último abrazo” de Daniela Ayón, una de las
mexicanas que viajaban a bordo de la aeronave. Por desgracia, no es la primera
vez que un mexicano se encuentra en una catástrofe de esta naturaleza. Recordamos
aquí con cariño y profundo respeto que la actriz Lupita Pallás y su hija Laila
(madre y hermana del comediante Jorge Ortiz De Pinedo) murieron en el atentado
terrorista a un avión que viajaba de Atenas a El Cairo en 1985, sin olvidar los
varios mexicanos en el ataque a las Torres Gemelas.
No hay palabras de consuelo que
alcancen para el dolor de padres, hijos, hermanos, esposos, novios o amigos de
las víctimas del siniestro de Germanwings. Sé que por mucho tiempo estarán a la
espera de que un arriero, en este caso francés, los encuentre, al menos a
algunos de ellos, vivos; tal y como siempre quedarán en nuestra memoria.
XV De los sueños posibles de Sandra Bullock
La semana pasada me
recomendaron que hablara de una película que vi hace cinco años aproximadamente, pero que sin
duda es digna de recordar. Así pues, les contaré sobre una cinta que
protagoniza la actriz germano americana Sandra Bullock.
Sandy (como le llaman
cariñosamente) estudió la carrera de actuación en la Universidad del Norte de Carolina, después
tuvo un breve paso por el teatro y la televisión, para culminar como una de las
estrellas más famosas, mejor pagadas y más queridas de Hollywood, pero ¿Qué es lo que hace a la Bullock esa actriz
que a todos nos cae bien? Yo supongo que además de su gran carisma, es su
calidad interpretativa, puesto que maneja todos los géneros, ya sea comedia, romance,
suspenso o drama. En casi todos sus papeles nos logra convencer haciéndonos
reír, reflexionar o incluso sufrir.
Entonces, el tema de
hoy es The Blind side (Un Sueño posible) que le mereció a
Sandra un Oscar y un Globo de Oro como
Mejor actriz. Ésta es una realización basada en el libro (The blind side: The evolution of a Game) de Michael Lewis que narra
el caso real de Michael Oher, un chico de color sin hogar, hijo de una mujer
adicta a las drogas, quien logra salir adelante y llegar a jugar futbol
americano para el equipo universitario Ole
Miss Rebels de Mississippi, gracias a su propia nobleza que lo hace ser un “protector” natural, cualidad que le
permite tomar la posición de tackle ofensivo izquierdo que cubre al mariscal de
campo en su punto ciego, según dicen los conocedores; también gracias a que es
adoptado por una familia con buena posición social y sin prejuicios raciales. Impulsados
sobre todo por la madre, Leigh Ann (Sandra Bullock) a conformar un núcleo
amoroso para Big Mike (Quinton Aaron), cada uno de los miembros logra un vínculo especial con el muchacho, sobre
todo SJ, así como todos obtienen algo bueno del nuevo integrante.
Yo no sé absolutamente nada
del juego con balón ovoide, pero esta historia te engancha. He de decir que
esas escenas clásicas de jugadas espectaculares que suele haber en las
películas sobre esta disciplina, fueron muy bien tratadas por el director John
Lee Hancock, quien permeó esos momentos de buen humor, al parecer propios de la
verdadera familia Tuohy.
Es un largometraje
ligero, que consiguió la empatía del público, al grado de reunir en taquilla
alrededor de 300 millones de dólares en todo el mundo, lo mismo que una
nominación a mejor película.
Está de más decir que
Sandra Annette nos ofrece una sensacional actuación de una peculiar mujer, quien
está empecinada en mostrar al mundo que la familia es lo que importa. Tan
convencida quedó la actriz que poco después de participar en este proyecto, adoptó a su hijo
Louis Bardo de origen afroamericano.
El libro de The blind side, por su parte, además de
esta emotiva trama, narra la evolución del deporte del emparrillado en los años
ochenta en Estados Unidos y también fue un best seller. Después, el propio
Michael escribió el libro I beat de odds (Vencí las expectativas); de igual
manera, sus nuevos padres Leigh Ann y Sean Tuohy escriben su experiencia en In a Heartbeat (En una corazonada) en el que afirman que:“We can all change people´s live by investing time in individuals” Todos podemos cambiar la vida de la gente
invirtiendo tiempo en los individuos.
Ciertamente un caso motivador.
Al final, como se dice
comúnmente, “en la vida real” Michael Jerome Williams Oher (nombre completo de
Michael Oher), fue un valioso jugador
profesional de los Baltimore Ravens, equipo con el que llegó a ser campeón en
2013 en el Súper Bowl XLVII y recién el año pasado firmó un contrato
multimillonario con los Tennessee Titans por cuatro años.
Hay una larga lista de
papeles con los que Sandra Bullock nos
ha emocionado, entre ellos encontramos también los que están relacionados con
dos de los más grandes novelistas americanos del S. XX. Me refiero al que estelarizó
en In Love and war (Pasión de guerra), donde dio vida a
Agnes Von Kurowsky, la enfermera de la que se enamoró Ernest Hemingway (Chris
O’Donell) durante su convalecencia en
Italia en medio de la primera guerra mundial y a quien al no convencerla de ser
su musa permanentemente, la convirtió en inspiración de algunas de sus obras.
Henry Villard y James Nagel escribieron un libro basado en el diario de Agnes,
lo que dio lugar a esta producción cinematográfica dirigida por Richard
Attenborough.
Otro ejemplo en el cual
la mujer de Máxima velocidad mostró su nivel histriónico en un rol relacionado
con la Literatura fue Infamous (Historia de un crimen), en el que interpreta a la escritora Harper
Lee, que apoya a su amigo Truman Capote en la investigación para escribir su
novela A sangre fría. Pero de Capote
y sus versiones cinematográficas hablaremos en otro momento De tinta y celuloide.
XVI La verdadera razón de la muerte de García Márquez
El
año pasado, para estas fechas, estaba laborando como editora de la sección Vida
Q, aquí en El Universal Querétaro, misma en la que ahora tan amablemente me
prestan el espacio para que aparezca impresa esta columna; era 17 de abril y corría
un jueves como cualquier otro cuando nos enteramos de la muerte de Gabriel
García Márquez. Tuvimos que cambiar la portada que ya teníamos planeada, pues
por supuesto era una noticia de importancia internacional; el escritor
latinoamericano más famoso, así como reconocido desde mediados del Siglo XX había
fallecido a los ochenta y siete años.
Gabriel José de la Concordia García Márquez, el
Nobel colombiano, quien nos fuera prestado a los mexicanos como propio por los
muchos años que vivió en nuestro país, donde escribió gran parte de su obra,
lugar en el que al fin dedicó su último sueño, fue el gran maestro del Realismo
mágico. Por eso algunos han considerado que después de su deceso sólo nos han
quedado más de cien años de soledad sin su pluma, pues consideran que en las
nuevas generaciones no hay un exponente tan grande como él ni en la forma ni en
el fondo. Aunque yo difiero de ello, no entraremos en detalle de esta cuestión.
Algunos lo han llamado poeta, hecho que no me
hacía sentido hasta hace poco, puesto que casi siempre se desempeñó como
creador de novela y cuento, lo mismo que como periodista; sin embargo José Luis
Díaz Granados, en su libro Gabo en mi memoria nos muestra algunos
poemas que el autor del Amor en los tiempos del cólera escribió en sus tiernos
inicios. También dice acerca de Gabito (como le llamaban sus allegados) lo siguiente:
…queremos reconocer
en su narrativa magistral, el duende inequívoco de la lírica, las deslumbrantes
y arrobadoras gotas de luz con que suele constelar su prosa prodigiosa, y
corroborar así que la presencia de la poesía en la novela, el cuento y el
periodismo de Gabriel García Márquez no es solamente la prueba concreta de la
magnificencia de su parábola vital, sino que es la única artífice de una obra
que desde siempre nos ha pertenecido a todos y que se cristaliza en la memoria
de los tiempos…
Desde
esa perspectiva podemos decir que sí, García Márquez era un poeta, pero también
guionista, narrador, columnista, entrevistador, cronista, y hasta dramaturgo. Algo
curioso es que a pesar de sus enormes logros en la materia, no estudió letras,
pero sí la carrera de cine en el Centro
Sperimentale Di Cinematografia di Roma, además de que presidió la Fundación del
Nuevo Cine Latinoamericano y fundó la Escuela Internacional de Cine y
Televisión, ambas en Cuba.
Otra
forma en la que su carrera estuvo ligada al cine fue que sus libros han sido
fuente de inspiración para numerosas películas y sin duda lo seguirán siendo. En
México tenemos ejemplo de ello, recordaran ustedes, con cintas como El coronel no tiene quien le escriba, dirigida
por Arturo Ripstein en la que Fernando Luján demuestra su capacidad
histriónica, digna de la dinastía Soler.
Igualmente
está Memoria de mis putas tristes, su
última novela, llevada al cine en 2011 bajo la dirección del danés Henning
Carlsen con un reparto en su mayoría de actores mexicanos, filmada en Campeche
en una co-producción Dinamarca-España y México; a mi juicio, una buena
realización que refleja casi fielmente los ambientes, los personajes y la trama
del libro. Aquí quiero decir que fuera
de cualquier otro análisis, un tema recurrente de García Márquez y de esta obra
en particular es el amor. El personaje principal, un viejo periodista al que nombran
el Sabio (ese hombre de 90 años enamorado
de una chica a la que él llamó Delgadina, cual Quijote de su Dulcinea) es quien lo demuestra,
además de que nos lo recuerda cuando en uno de sus soliloquios dice: “Madre,
siempre creí que morirse de amor era sólo una licencia literaria”.
Los dos títulos que les acabo de mencionar y sus
correspondientes versiones fílmicas son para mí un buen resumen del mundo del
escritor de Doce cuentos peregrinos
en el que encontramos esos saltos repentinos dentro de la historia (tal como
brincan las ideas de cualquier genio) o la presencia de acontecimientos
fantásticos de los que heredó la afición por parte de su abuela, los cuales
mezcla con situaciones reales de corte social o político o incluso de su propia
vida.
García
Márquez gustaba de contar a su manera acerca de las anécdotas de antaño y de lugares
entrañables, (esos que nos recuerdan a la familia), pues era un ferviente
admirador de la cultura latinoamericana rica en historia, la historia hecha por
la gente, por el pueblo. Sin duda, no sólo amaba a la mujer y al Caribe, sino al
cine, al periodismo, pero sobre todo a la literatura. Desafortunadamente un mal
que entró a su cuerpo, en forma de enfermedad, lo alejó de su más grande pasión.
Así,
entonces, mi humilde conclusión es que Gabo murió de amor, pero sólo para
iniciar el regreso a su mágico Macondo.
XVII El libro más hermoso del mundo (23 de abril Día Internacional del Libro)
¿Cómo se atreve? Dirán
ustedes, apreciables lectores. La verdad es que a mí también me parece imposible
decir cuál es el libro más hermoso del mundo. Sin embargo, ustedes y yo quizá podríamos
coincidir con algunas opiniones de los amigos que se reunieron en tertulia para
hablar de su pasión por los libros.
-Yo creo que es ese con
el que aprendiste a leer, pero también el que te leían tus papás por las noches
para irte a dormir cuando eras niño o el que te dejaron de tarea en la escuela
y al final te gustó -dijo Marcos, el anfitrión. Mientras tanto se seguían
sirviendo las botanas estilo mediterráneo y
deliciosos vinos mexicanos.
-No, el más hermoso es
en el que había una protagonista adolescente con la que me identifiqué cuando
tenía catorce –comentó Amelia-. No, no, prosiguió: fue el que leí en la Prepa
cuando era toda una revolucionaria.
-Los que leímos en la
Universidad, sin duda: queríamos cambiar al mundo y la lectura nos lo cambió a
nosotros -aseveró Diego-. Aunque, ahora que lo pienso, quizá el que leí cuando ya trabajaba y me hizo entender
cómo son las cosas en la política en todo el mundo… Paola lo interrumpió
diciendo: A ver hermanito, no entiendes la definición de “hermoso”; ese tiene
que ser el que te llevaste de vacaciones a la playa, el que te regalaron un
cumpleaños o una Navidad. Miguel que
siempre ha apoyado a Paola, su esposa, habló como si continuara el discurso de
ella: es el que tienes lleno de apuntes porque lo usaste para una presentación
en un diplomado que tomaste.
Ema, recién divorciada
e integrada de nuevo al grupo, no pudo resistir participar para dar su opinión
muy a su estilo, siempre como proyección
de su propia vida o su difícil relación con los hombres: es en el que has encontrado los parecidos con tu padre, tu
tío, tu esposo, tus hijos; el que leías cuando te separaste -aseguró.
Después de un breve silencio incómodo, Rubén intervino con
un tono más desenfadado: el mejor libro del mundo, el más hermoso es el que terminaste
de leer en el camión; sí, en los trayectos ida y vuelta a la escuela, al trabajo
o a la casa de la novia que vivía al otro lado de la ciudad. O el que
terminaste después de mucho, ya como un reto porque había algo que no te
convencía. -¡Claro, no eras tú, era el autor que le daba muchas vueltas al
asunto! Exclamó su justificación porque tardó mucho en leer la novela que habían
acordado todos hacía varios meses.
Para cortar el ánimo
del buen Rubén, pues si lo dejaban crecer podría crearse una batalla de dimes y
diretes sin fin, Alejandra se apresuró a comentar: “El libro” es el que le
leíste a tu bebé de once meses porque además con eso él aprendió a decir oso, casa.
Pero también el que me recomendaron el otro día en la oficina o el que traigo
en la Tablet, que por cierto no se me puede perder porque ¿saben? me hicieron
firmar responsiva por esa tableta.
Marcos volvió a sentarse a la mesa, después de haber traído
las últimas viandas y soltó con total desparpajo: El que leías cuando murió tu
abuelo, el que te recomendó tu mejor amigo que se fue a otro país, el que te acompañó
en las noches que no podías dormir, el que aún compartes con tu esposa ya fallecida,
el que se quedará en tu buró el día que ya no estés.
Entonces el ambiente se
tornó un tanto tenso, hubo una pausa algo larga. Pero, después surgió una
suerte de lluvia de ideas sin ton ni son. Eran Diego, Alejandra y Ema en una
especie de competencia.
-El
que prestaste y nunca te regresaron.
-El
que lees en tu lugar favorito: el parque, la cafebrería de la esquina o el
complejo cultual en el centro de la ciudad.
-Ese
por el que pagaste tres veces multa en la biblioteca porque en realidad no lo
querías regresar.
-Ese
del que puedes repetir pasajes enteros, pero nunca el nombre extraño del autor.
-El
que descubriste en uno de tus paseos por la librería que te llamó la atención
por su portada, lo mismo que por su costo.
-Ese
que estabas buscando desde hace mucho y lo fuiste a encontrar en el rincón de aquella
tienda vieja de libros usados.
-El de tu escritor favorito, el cual te trajeron
quién sabe de qué otro país porque cada vez que lo pedías estaba agotado.
- No, ya, el
mejor, el “hermosísimo” libro es del que
han hecho como quince adaptaciones de cine -dijo Rubén con seguridad. ¡Estás
equivocado! –Saltó Miguel-. Y añadió: el verdaderamente más grande es al que le
hicieron apenas una extraordinaria versión fílmica ¿se acuerdan? ese que Vianey
recomendó en De tinta y celuloide. ¡No inventes! -Dijo Amelia-. Ella ha
recomendado un montón de libros en su columna.
En lo que todos estuvieron de acuerdo fue en que no
importa el número de páginas, la tinta, la tipografía, la casa editorial, el
país de origen, ni siquiera la mano que empuñó la pluma que lo dio a luz.
- El libro, cualquier
libro, es el mejor. Qué más da si te acercaste a él por espiritualidad o por
aprender ciencia. Lo mismo que si te divirtió, te hizo llorar o reflexionar. No
importa si con él pudiste recordar la
historia de tu país o te desilusionó más la sociedad –afirmó Marcos con
seriedad. Y continuó diciendo: debemos procurarlos, cuidarlos, recomendarlos,
contagiar la afición por ellos.
Así continuó la velada
entre risas y charla. Entonces Paola y Miguel entraron al comedor con el
postre, al tiempo que todos se sirvieron café de Coatepec, para continuar con
las lecturas e intercambio de ideas.
Companyera,
ResponderBorrarSiga haciendo lo que tanto le gusta y divirtiéndose